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El sistema financiero es un entramado de instituciones, instrumentos y mercados cuya función primordial es dirigir el excedente de ahorro de las entidades superavitarias hacia aquellas con déficit. Constituye un mecanismo vital para la economía, esencialmente al canalizar los recursos hacia donde más se necesitan.

El sistema financiero es como un sistema de tuberías que mueve el dinero de un lugar a otro.

Dentro de este sistema, destacan tres componentes fundamentales:

• Activos Financieros (cosas de dinero): Estos son instrumentos emitidos por las diversas entidades económicas que permiten conservar riqueza para sus poseedores, al tiempo que representan una obligación para quienes los generan. Son como pedazos de papel que representan dinero. Algunas personas los tienen para guardar su dinero de manera segura, y otras personas los necesitan para hacer cosas como invertir en negocios o pedir préstamos.

• Intermediarios Financieros (ayudantes financieros): Estos actúan como facilitadores entre los ahorradores y los inversores, asegurando que los objetivos de ambos se vean satisfechos. Los ahorradores buscan rentabilidad y seguridad, mientras que los inversores persiguen oportunidades de inversión que se alineen con sus metas financieras. Estos se aseguran de que el dinero vaya de donde sobra a donde hace falta. Imagínalos como conductores de autobús que llevan a la gente a donde quieren ir, solo que en lugar de personas, llevan dinero.

• Mercados Financieros (lugares donde se cambia el dinero): Estos son espacios, no necesariamente físicos, donde se lleva a cabo la negociación de activos financieros y se establecen sus precios. Son puntos de encuentro entre la oferta y la demanda de recursos financieros. Estos lugares son como mercados donde la gente puede comprar y vender sus pedazos de papel de dinero. No tienen que ser lugares físicos, pueden ser plataformas en internet también.

Para cumplir con su objetivo de manera efectiva, los intermediarios financieros desempeñan un papel crucial al transformar los activos. Su labor consiste en convertir activos con mayor riesgo en otros con menor riesgo, satisfaciendo así las necesidades de los ahorradores. Por ejemplo, un depósito a plazo fijo se considera un activo financiero de bajo riesgo, ideal para aquellos que priorizan la seguridad en sus inversiones.